Aldeas Pukará – mayo 4 2021

Huertos y animales que sanan

Mientras no se pueda salir, el equipo de la Aldea de Pukará ha tenido que hacer de la innovación su mejor amiga y es así como en las dos casas que están insertas en la comunidad, se habilitaron huertos orgánicos y se están usando animales de granja para que los niños superen las situaciones difíciles que les hacen estar provisoriamente separados de sus familias. Este nuevo Programa se concretó en noviembre del año pasado y atiende a solo 10 niños y niñas de entre 6 y 13 años, y que viven en dos casas ubicadas en el Valle de Azapa, entregándoles una atención psicosocial más personalizada. 

La actividad de los huertos les permite a los niños aprender sobre la siembra de semillas en la tierra, les enseña de cuidado y constancia para ver crecer los vegetales y también, los conecta con la alimentación saludable. Es así como varios se han reconciliado con algunas verduras y frutas que antes no les gustaban mucho. “Antes no me gustaba nada verde, ahora sí, me encanta la tortilla de espinaca que prepara la tía” dice Martina. De esta manera, a la hora del almuerzo si se necesita ensalada, la despensa está en el mismo patio.

También llegaron nuevas amiguitas que acompañan a los niños y niñas. Las que se roban la película son 12 gallinetas que están distribuidas por las casas y se han convertido en un acierto para las intervenciones. Cuidar y entregar cariño a los animales, les genera mucha alegría y motivación, su atención está puesta en otro, “siendo un tremendo apoyo en sus procesos personales y han ido entendiendo que el respeto y la confianza son fundamentales en cualquier vínculo”, así lo afirma Marian Iribarren, Directora de la Aldea de Pukará. 

Hay una mascota especialmente importante para Andrés. Entre risas y ronroneos parecen ser perfectos compañeros. Así es como el gato Gokú –nombre que escogieron en la casa por la energía que tiene-, ha logrado que Andrés inicie un proceso de empatía hacia un otro. Desde que tiene esta compañía “se le ve mucho más contento, demostrando diariamente afecto al gatito e incluso ha desarrollado una postura protectora frente a las necesidades de la mascota”, así lo comenta parte del equipo técnico. 

También existe responsabilidad en este proceso. La TENS del Programa dictó un taller socioeducativo donde se les enseñó a los niños de aseo e higiene para este tipo de animales. Tanta emoción y revuelo ha causado esta iniciativa que hace algunos días Flo pidió para su cumpleaños un perrito y el equipo se encuentra evaluando esta posibilidad, pues sin duda, la convivencia con animales les ayuda en su desarrollo socio-emocional, les ofrece la oportunidad de seguir jugando, de tener contacto físico a través de los abrazos y besos y, además, la posibilidad de tener un ser vivo como confidente sin temor a ser juzgado.

Pronto te contaremos si Flo logró su cometido y si ya tiene a un nuevo amigo en su casa.