Cuarentena – octubre 29 2020

Tíos de cuarentena que regalan lazos familiares

Para un niño cada gesto de cariño que recibe en su entorno familiar se convierte en un estímulo para el sano desarrollo de sus emociones y relacionamiento social. Por ello, durante la cuarentena procuramos el contacto virtual entre los niños y sus seres queridos para fomentar el acercamiento y lazos familiares. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, aún hay niños que no cuentan con estos lazos, fuera de nuestros Programas. Es así como nace el proyecto ‘Tíos de Cuarentena’, impulsado desde la Aldea de Angol.

Al comienzo del distanciamiento social, todos los niños mantuvieron vinculación por video llamada con sus padres, tíos, abuelos o algún adulto significativo, pero, hay niños que no contaban con esta posibilidad”, así lo explicó Ivresse Jorquera, Directora de la Aldea de Angol, que junto al equipo del Programa trabajaron para que todos los niños, niñas y adolescentes contaran con una persona que estuviera en comunicación con ellos y pudiesen compartir experiencias. Así, los niños que no tienen lazos familiares fuera del Programa se puedan sentir acompañados.

En la Aldea de Angol viven 28 niños, niñas y adolescentes y a la fecha 7 de ellos tienen Tíos de Cuarentena, representados por adultos con quienes tienen un vínculo previo, como es el caso de: profesores, apoderados, mamás de amigos, ex participantes independizados, entre otros.

Lo relevante de esta práctica es que “los niños saben que no somos solo nosotros en la Aldea los que estamos en cuarentena y en aislamiento, sino que todo el mundo está en una situación similar”, así lo destaca la líder del Programa, quien también comentó que los niños y niñas se encuentran motivados por mantener esta relación, por poder conversar, contar historias y, por sobre todo, no sentirse solos en medio de este contexto de aislamiento social al que nos vemos enfrentados todos como sociedad.

‘Se sentía raro, porque todo los demás recibían llamadas y yo con la Lucía éramos las únicas que no teníamos con quién hablar y está la tía de la casa, pero no es lo mismo. Por eso, cuando me llamó la Karla, una niña que vivió aquí en la misma casa fue bacán, porque podía hablar con alguien de afuera, que me conoce y que tengo confianza’, comentó Fernanda, sobre las llamadas que recibe de una egresada del Programa de Angol, a quien considera su hermana.  

Para el equipo de la Aldea de Angol este proyecto es “100% recomendable, pues todos los participantes deben sentir un vínculo externo, cercano y cotidiano”. Esta iniciativa continuará “post pandemia”, ya que los beneficios para los niños son diversos y significativos, de hecho “es una de las herramientas que tenemos, que nos ayuda a disminuir crisis conductuales o emocionales en los niños, así lo señala Ivresse Jorquera con mucha emoción por los buenos resultados.